Lo he contado mil veces. Una más, no importa. Mi tío Maximino era un hombre tan serio como bueno. Se expresaba con claridad, rectitud y pocas palabras.
En una ocasión, le escuché decir:
__ No entiendo a qué va la gente con flores a los cementerios. Los muertos sólo necesitan recuerdos y oraciones.
Mi tía Constantina, escandalizada, replicó:
__ ¿Cómo puedes decir eso? ¡Tú siempre llevas flores a la tumba de tu hijo!
__ He dicho que no lo entiendo; no he dicho que no lo haga.
El Loro (falso) de Flaubert
Verano de boleros, ¿qué otra cosa se puede tocar a 40 grados? Muy buenos tus escritos, Sulle. Gracias por compartir los recuerdos.
ResponderEliminarNo sé; las gracias habrá que dárselas a quien, leyéndolas, se hace cargo de aquellas historias que, vaya usted a saber por qué motivo, queremos contar.
ResponderEliminarY, es verdad, hace mucho calor.