sábado, 1 de octubre de 2011

Toda música es espantosa

Pensando en Silvestre Torreón

Alguna vez quise explicar, sin éxito, lo que yo andaba buscando para un cuento que no supe terminar. Buscaba la emoción - el gesto, para ser exacto - del Poznysev, de Tolstoi, cuando escucha el "Presto" de la Sonata a Kreutzer. Es uno de esos momentos luminosos de Tolstoi. Fiesta en la casa. Al piano, la esposa; su amante la acompaña con el violín; y, al fondo, el marido envenenado por los celos queda atrapado por la belleza de la música.

__ ¡Qué emoción la de esa sonata! - dice Poznisev!-.

Y ese "Presto" es la parte más terrible. Sin embargo, toda la música es espantosa. ¿Qué es, pues, la música? ¿Por qué produce esos efectos? Se supone que emociona el alma conmoviéndola. ¡Que desvarío! ¡Qué engaño! (...) La música hace que me olvide de todo, de la misma situación en que me hallo y hasta de mí mismo; me hace creer en todo aquello que no creo y comprender lo que no comprendo, dándome un poder que no tengo”.

Lees el párrafo, escuchas la música, y sientes como si la cabeza largara sus anclas sobre un fondo de acordes y de frases, como si la música y los libros nos dieran ese poder que no tenemos, o esa vida que nos falta.

El Loro (falso) de Flaubert


1 comentario:

  1. Pues sí, música y lectura hacen que habitemos mundos diferentes de éste, en el que suceden cosas intolerables.
    Y de las cosas que suceden en la música o en los libros no nos podemos quejar.

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