miércoles, 23 de noviembre de 2011

Barbarie

Es algo muy pequeño. Algo diminuto. Tanto que muchas personas no consiguen ni verlo.
Unos lo llaman ternura. Otros, lo llaman delicadeza. Algunos, sencillamente, lo incluyen en la educación.
Es, ciertamente, tan pequeño como un grano de sal. Pero, sin ese grano, la vida no me sabe a nada. Sin ese grano, sólo puedes tener éxitos o fracasos. Nada más. Vas y vienes. Ganas, pierdes o te quedas como estás. Jodes y te joden. Y, al final, te mueres.
¿ Y si eso tan pequeño, tan diminuto que a penas se ve, fuera, precisamente, la vida?

El Loro (falso) de Flaubert

10 comentarios:

  1. Tampoco yo sé lo que será, amigo Sulle, pero sé que a medida que aumenta la presbicia, eso tan pequeño se hace más visible.

    ResponderEliminar
  2. Gracias, amiga Viky
    ¡Qué comentario tan hermoso y consolador!

    ResponderEliminar
  3. El agua del llanto
    aumenta el incendio
    el fuego de amor
    consume los yerros.

    ResponderEliminar
  4. Amigo Sulle, ¿dónde te escondes? Hace mucho tiempo que no escribes en los blogs habituales.

    ResponderEliminar
  5. Pues... no lo sé. Es verdad. Ando más perdido de lo habitual. Tengo cosas que contar, pero no acierto a decirlas. Me sienta muy bien que me eches en falta. Menos mal, para mí, que tú sigues escribiendo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Soy tu ánonima vecina de la niñez que callada y discretamente te sigue.
      También te echo de menos porque es hermoso leerte.
      Seguro que encuentras la forma de seguir contándonos esas cosas tuyas.

      Eliminar
  6. Es verdad. Llevo un montón de tiempo sin escribir en los blogs. Pero, a cambio, vuelvo al barrio. Heredé la casa de mi madre, así que llevo varios días vaciando el piso familiar. (Tarea poco grata, por cierto).
    Todo está muy cambiado.
    ¿Cómo irán tus pinturas?
    Espero arreglar la casa pronto para que la pueda ocupar mi hija pequeña, que ahora vive de alquiler. Haremos, supongo, el correspondiente festejo de inauguración, al que estás invitada, siempre que no seas alérgica a perros y gatos: tenemos dos de cada.
    Gracias por acordarte de este vecino.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Que pena desprenderte de tus recuerdos,pero pienso que es inevitable y ley de vida. Tienes la gran suerte de conservar la casa de tu niñez, que siempre te acogerá aunque cambiada para volver a ellos cuando lo necesites.
      Este último año no me he podido dedicar a mis pinturas como yo quisiera. Los "encargos" han superado mi tiempo libre y no hay nada peor que hacer las cosas obligada aunque te gusten.
      Te agradezco tu invitación pero es mejor seguir así, anónima.
      Afortunadamente no soy alérgica ni a perros ni a gastos. Siempre unos u otros han formado parte de mi vida. Ahora tengo dos perras que son incondicionales, leales como ningún ser humano puede ser nunca.

      Eliminar
  7. No importa que sigas anónima. Importa, eso sí, que te mantengas en la pintura, aunque sea "obligada". Yo escribí por obligación durante treinta años y...¡peor es trabajar!
    El "desescombro" de la casa de mi madre da para una colección de lienzos tenebristas, o al menos para un largo texto expresionista.
    Ahora voy por el barrio con mucha frecuencia, y no es fácil sintetizar tantas impresiones como se reciben al volver a sitios tan cambiados en un sentido y tan iguales en otro.
    Y es verdad lo que dices. Si un ser humano llegará a ser absolutamente perfecto podría parecerse un poco, sólo un poco, a nuestros perros.
    Nos seguimos viendo en los comentarios.

    ResponderEliminar
  8. La pintura para mi es la relajación que necesito por lo que mi trabajo me extresa, pero cada día el trabajo me pide mas y el tiempo el relax es menor.
    Me tengo que plantear el "hasta aquí" pero no se como hacerlo. Ultimamente he tenido en un par de ocasiones un bloqueo o desconxión mental y el tiempo que dura aunque corto es angustioso. Dice el médico que lo que yo no hago por mi cuerpo lo hace él por mi y que tengo que cambiar muchas cosas.
    Voy por el barrio con poca frecuencia. Paso de largo con el coche intentando captar detalles de los cambios que se van produciendo en él y siento mucha nostalgia de la vida de antes en la que era la nieta de la señora Pilar.
    Todavía conservo dos amigas, curiosamente tras sus divorcios han vuelto a vivir allí. Con una de ellas hablo mucho y me mantiene al día, trabaja en una de las farmacias de mi calle. Mi eterna y querida amiga de todos estos años, compañera de mi colegio de la calle Santa Engracia, con la que comparto alegrias y penas. Nos vemos muy poco pero yo se que ella está ahí y ella sabe que yo estoy aquí y no nos fallamos.

    ResponderEliminar